BLOQUE DE APRENDIZAJE 5


1. RESUMEN: 

Este bloque nos habla de la socialización económica, tensión entre socializa­ción  y personalización, que nos dice que el Estado moderno esta transformado en máquina administrati­va gigantesca la cual invade todos los sectores de la vida, eso pone al hombre en un estado de temor y angustia, entre el yo y el nosotros, Pío XI, al analiza las relaciones entre capi­tal y trabajo, condena el liberalismo extremo y también la doctrina que defiende que, quitando únicamente lo suficiente para amorti­zar y reconstruir el capital, todo el producto y el rendimiento restante correspon­da en derecho a los obreros también condena la teoría y la praxis de los socialistas, la socialización implica la obligación de una congrua indemnización que calcula en las circuns­tancias concretas que es justo y equitativo para todos los interesa­dos, también nos habla sobre el bien común, fundamento del orden sociopolítico, en la dignidad de la persona humana, derechos y sociabili­dad, se fundamentan y de ella derivan los demás principios permanentes de reflexión que orientan y regulan la vida social, el bloque hace referencia al sentido y relaciones del bien común, este bien nos dice que es superior al interés privado e inseparable del bien de la persona humana, compromete a los poderes públicos a recono­cer, respetar, acomodar, tutelar y promover los derechos humanos, y así mismo a hacer más fácil el cumpli­mien­to de sus respectivas obligacio­nes, el bien común como fundamento de la sociedad

humana,  permite a los ciudadanos desarrollar su perfec­ción y así mismo afecta también a los organismos y asocia­ciones privadas, creando la trabazón de la convivencia entre los hombres que es necesaria para satisfacer los derechos y las obligaciones de la vida social, ámbitos del bien común en la sociedad humana, la DSI propone criterios reguladores para la justa remune­ración salarial, acuden a las comunidades internacionales, para el bien común universal y sus exigencias diferentes entre sí en cuanto a su extensión y a los recursos naturales que dispongan, el bien común abarca a todo el hombre, es decir, tanto a las exigen­cias del cuerpo como a las del espíritu, el bien común obliga a todos los individuos a cumplir el fin que los gobernantes han estableci­do, según normas de justicia y respetan­do los procedi­

mientos y límites fijados para el gobierno, la gestión del bien común pertenece a la autoridad, los gobernantes por el bien común han de defender los derechos y deberes del hombre, y en eso consiste su principal misión, deben tender a dos cosas: una, reconocer, respe­tar, armonizar, tutelar y promover tales derechos y dos, facilitar a cada

ciudadano el cumplimiento de sus respectivos deberes.

El bien común y su necesaria conexión con los derechos humanos, la DSI reconoce una serie de aspectos positivos que se dan en el mundo contemporáneo:

1) La conciencia e influencia de los derechos humanos: expre­sada, en una viva preocupación por el respeto de los derechos humanos y en el más decidido rechazo de sus violaciones.

2) La convicción de un destino común universal: se inserta también, como signo de respeto por la vida no obstante, todas las tentaciones por destruirla, desde el aborto a la eutanasia, la preocupación concomitante por la paz y consciente de es de todos o de nadie.

La Naturaleza también cuenta que hay que señalar igualmente la mayor conciencia de la limitación de los recursos disponibles.

Las intervenciones organizadas, cada vez más eficaces en favor de la paz y del desarrollo, el empeño de gobernantes, políti­cos, eco­nomistas, sindicalistas, hombres de ciencia y funciona­rios inter­nacionales" para eliminar los males del mundo, los derechos humanos, personales y sociales, económicos y políticos, y demás los derechos de las Naciones y de los pueblos subyacen en el desarrollo moral y no solamente en lo econó­mi­co que subordina fácilmente la persona humana y sus necesida­des más profundas a las exigencias de la planificación económica o de la ganancia, en unos y otros países la Iglesia respeta la legítima auto­nomía del orden demo­cráti­co, también nos habla de los principios de solidaridad, subsi­diarie­dad y regu­lado­res de la vida social, los responsables de la vida social son las personas, que manifiestan su libertad como prerrogativa esencial e irrenunciable, ante dicho fundamento que es la dignidad del hombre, están íntimamente ligados el principio de solidaridad y el principio de subsidiariedad, definiciones y correlaciones de estos princi­pios, la solidaridad es una virtud humana y cristiana por la que todos participan en la vida económica, política y cultural, superando el individualis­mo, el principio de subsi­dia­riedad complementa al de solidari­dad pues protege a la persona humana por el primero el hombre debe contribuir con sus semejantes para el bien común de la sociedad, fundamentación bíblica, teológica y filosófica de estos principios, la constitución GS, fundamenta bíblicamente la visión histórica de estos principios puesto que desde el comienzo de la historia de la salvación Dios ha elegido a los hombres no solamente en cuanto individuos, sino también a cuanto miembros de una determinada comunidad.

 


El principio de solidari­dad, regu­lado­r de la vida social, según el principio de solidari­dad toda persona, está indisoluble­mente ligada al destino de la misma y, en virtud del evangelio, al destino de salvación de todos los hombres, el agnosticismo moral y religioso origina perturba­ciones sociales, Pío XII denuncia el agnosticismo moral y religioso como origen de dos errores:

1) el olvido de aquella ley de mutua solidaridad y caridad humana

 2) el poder totalita­rio

La solidaridad contiene exigencias económicas, sociales, morales y religiosas, pío XII coloca la solidaridad como base de la sociedad fren­te a las consecuencias sociales negativas del agnosti­cismo y prefiere (la acción eficaz de la conciencia, que sabrá imponer límites al despilfarro y al lujo), una nueva conciencia moral de la solidaridad; el desarro­llo Como virtud, la solidaridad no es un sentimiento, es decir, la determinación firme y perseverante de empeñar­se por el bien común, tiende a superarse a sí misma, al revestirse de las dimensiones específicamente cristianas de gratuidad total, perdón y reconciliación, solidaridad y civilización del amor, la solidari­dad nacional e inter­nacio­nal, se consolida como uno de los princi­pios bási­cos de la concepción cristiana de la organización social y políti­ca, realidades sociales que demanda soluciones solidarias, hoy en día la gran mayoría carece de medios para entrar de manera efectiva y humanamente digna en un siste­ma de empre­sa, el hombre debe respetar la estructura natural y moral de la que ha sido dota­do, cuidando de un urbanismo preo­cupado por las perso­nas, y del ambiente de trabajo o ecolo­gía social del trabajo, si estas condi­ciones impiden la plena reali­zación del hombre y son es­tructuras concre­tas de pecado que obstaculizan esa tarea, demoler tales estructu­ras y susti­tuir­las con formas más auténti­cas de conviven­cia es un cometido que exige valen­tía y paciencia.

Nos dice que para superar la mentalidad individualista es necesario, un compromiso concreto de solidaridad y caridad que comienza dentro de la familia, que se cualifica como comunidad de trabajo y de solidaridad, pero tendrá dificultades si carece del apoyo necesa­rio por parte del estado, que no dispone de recursos suficientes en favor de ella, es urgente entonces promover iniciati­vas polí­ticas no sólo en favor de la familia, sino también políticas sociales que tengan como objetivo principal a la familia misma.

La solidaridad facilitada por los nuevos medios de comuni­ca­ción, que han acercado más a los hombres entre sí, empuja a buscar instrumentos eficaces para la solu­ción de los conflic­tos internacio­nales que puedan ser una alterna­tiva a la guerra cuyas imprevisibles consecuencias no se pueden acotar a un territorio, por el ingente poderío de los medios de destrucción y por la conexión cada vez más estrecha entre los pueblos, de esta manera no se puede quitar a los indivi­duos y dar a la comunidad lo que ellos pueden realizar con su propio esfuerzo e industria y tampoco es justo, constituyen­do un grave perjuicio y perturbación del recto orden, quitar a las comunidades menores e inferiores lo que ellas pueden hacer y proporcionar y dárselo a una sociedad mayor y más elevada, ya que toda acción de la sociedad, por su propia fuerza y naturale­za, debe prestar ayuda a los miembros del cuerpo social, pero no destruirlos y absorber­los.



2. MAPA

 


 3POEMA




 

 

 

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