BLOQUE DE APRENDIZAJE 6



1. RESUMEN: 

El bloque 6 nos habla de la concepción de la socie­dad, los hombres, las familias y los grupos se sienten ante la natura­leza como seres insufi­cientes y nece­sitados. Para superar su condición radical de precariedad se auto constituyen como una comunidad más amplia, las virtudes políticas permiten que la convivencia supere su condición de formalismo y de apariencia y pase a ser un compor­tamiento personalizada, la concepción orgánica de la vida social, habla de una sociedad ordenada según una con­cepción orgánica de la vida social, las personas y los grupos crean la sociedad como orga­niza­ción, para establecer el bien común fuera y más allá de la concre­ción perso­nal y grupal, ha sido una conciencia más viva de la dignidad humana, la que ha originado el propósito de establecer un orden político-jurídi­co que pro­teja mejor en la vida pública los dere­chos de la persona, estructuras humanas y comunidad de personas es decir, sociedad quiere decir adoptar unos valores que la fundan. Implica, en el orden jurí­dico la dignidad y la prioridad de la persona humana, la racionalidad de todos los miembros, una determi­nada norma de derecho, en suma un conjunto de valores que se conforma con las realiza­ciones concretas más diversas de este tipo de sistema político, naciendo así una comunidad concreta, determina­da para la búsqueda y en el logro del bien común, como instrumento en el que encuentra la comunidad políti­ca su justifica­ción plena y su sentido del que deriva su legitimidad primigenia y propia, dsi para la convivencia organizada el Concilio reconoce que la evolución cul­tural, económica y social actual ha trans­formado profundamen­te muchas es­tructuras e instituciones

de la sociedad­, el reconocimiento mutuo de las personas en su plena dignidad desemboca inexorablemente en la comunidad política, a su vez ésta se orienta hacia la búsqueda del bien común, el bien común para la sociedad es indispen­sable una autori­dad que dirija la acción de to­dos hacia el bien común no mecánica o despóticamente sino obr­ando principalmente como una fuerza moral, se desarrolla así un concepto correcto y un ejercicio adecuado de la autori­dad para que, por la plurali­dad de parece­res no perezca la comunidad, la autoridad para la sociedad, la sociedad organizada en Estado de Derecho es la idónea para garantizar el cumplimiento de los derechos del hombre, eso supone la neutralidad ideológica del Estado, en la estructura jurídica del Estado es donde se reconoce el primado de la persona y de su dignidad como fuente de derechos imperecederos si en la sociedad falta un pluralismo legítimo derivado de la falta de libertad, no puede ser auténtica, la formación cultu­ral debe respetar el pluralis­mo y la


afirmación de la liber­tad de las sociedades intermedias estas participan como tales en la organización social constituida no sólo por cada persona libre sino también por sociedades intermedias que se integran en unidades superio­res, iglesia y clase obrera, la Iglesia dedica sus cuidados a paliar las conse­cuen­cia del progreso industrial moderno entre las clases obreras que no había logrado todavía un puesto o grado equitativo en el consorcio humano y permanecía, por ello poco menos que olvidada y menospre­ciada, relaciones entre la capacidad propia y la necesidad ajena ante la iniciativa individual y el juego de la compe­tencia, insuficientes para asegurar el desarro­llo y evitar el riesgo de aumentar todavía más la riqueza de los ricos y la potencia de los fuertes, confirmando así la miseria de los pobres y añadiéndola a la servidumbre de los oprimidos admite la plani­ficación económica pública como necesaria.

También nos habla de la propiedad privada, el uso de los bienes y la dimensión social de la propiedad, la propiedad privada sobre los bienes contribuye a la expre­sión de la persona y a ejercer su responsabilidad en la sociedad y en la economía, es por ello muy importante fomentar el acceso de todos, individuos y comunidades, a algún dominio sobre los bienes externos, la propiedad privada facili­tar la realización personal no constituye un derecho absoluto sino relativo o segundo, la propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad cuando a los demás les falta lo necesario, si se llegase al conflicto entre los derechos privados adquiridos y las exigen­cias comunita­rias primordiales, toca a los poderes públicos procurar una solución, con la activa participación de las personas y de los grupos sociales, la expropiación puede ser exigida por el bien común, por eso el bien común exige algunas veces la expropiación ya que la renta disponible no es cosa que queda abandonada al libre capricho de los hombres, y que las especula­ciones egoístas deben ser eliminadas, el trabajo personal, origen de la propiedad privada, el trabajo produce para el que trabaja y para que otros pue­dan disfrutarlas tras haber pagado el justo precio, estable­cido de común acuerdo después de una libre negociación, por consiguiente el principal recurso del hombre es junto con la tierra, el hombre mismo que descubre las potencialidades productivas de la tierra, los valores morales


fundamentales de la DSI, valores es una palabra que entra en la DSI con Pío XII que la utiliza en los textos que pronuncia o redacta en lenguas moder­nas, se a captado su significado describiendo el contenido de los mismos y así se descubre la vasta extensión que abarcan, los valores morales fundamentales son inhe­rentes a la digni­dad     huma­na, los principios de reflexión de la DSI, en cuanto regulan la vida social, dependen del reconoci­miento real de los valores fundamenta­les inherentes a la dignidad de la persona humana, la DSI  cuya luz es la verdad, cuyo fin es la justicia y cuyo impulso primordial es el amor, además de conocerla, hay que educarse en ella sobre todo para practicar­la, los valores fundamentales deben estar en la base de toda con­vi­vencia social, cuando PT analiza la sociedad civil, añade la libertad a los valores de verdad, justicia y amor. A todos ellos los sitúa como fundamen­tos de la convivencia humana, el orden social es de naturaleza espiritual y se funda en el orden moral, la sociedad humana es ante todo una realidad de orden princi­palmente espiritual, por eso en ella todos estos valores informan y al mismo tiempo dirigen las manifestaciones espiri­tuales del hombre, la cultura, la economía, la convivencia social, el progreso y el orden político, el ordenamiento jurídico y finalmente, cuantos elementos constituyen la expresión externa de la comunidad humana en su incesante desarro­llo.

Por otra parte, las sociedades avanza­das, hoy con bienes sufi­cientes, deman­dan calidad, así ponen de manifiesto una determinada cultura como concepción global de la vida. El con­sumismo, con hábitos de consumo y estilos de vida objeti­vamente ilícitos perju­di­ciales física y espiritual­mente, no se basa en la verdad, la belleza y el bien, la soli­daridad­, está determi­nada por una actitud de querer ayudar y por la confianza en la Providen­cia, de esta manera el progreso de la civilización humana, que se manifiesta en el progreso científico, hay que valorarlo de acuerdo con la genuina naturaleza, esto es como bienes instru­mentales puestos al servicio del hombre, para que este alcance con mayor facilidad su fin supremo  su perfeccionamiento personal, así en el orden natural como en el sobrenatural, para la Iglesia también la necesidad de promover determinados valo­res como fundamento de una nueva sociedad lleva consigo la necesidad vital de defender y promover los valores fundamenta­les de la persona humana, sin los cuales no podrá haber un verdadero desarrollo humano y completo de toda sociedad, para finalizar es importante recalcar que los valores que según la DSI, deben estar siempre presentes en la sociedad humana, desde la familia hasta la comunidad de naciones.


2. MAPA CONCEPTUAL:



3. POEMA:





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